UN BELLO PENSAMIENTO
Bernice Coppieters tenía 20 años cuando ingresó a Les Ballets de Monte-Carlo en 1991. Si quería incorporarse a la compañía fundada hace dos décadas por Jean-Christophe Maillot fue, entre otras muchas razones, porque es muy alta y Les Ballets de Monte-Carlo era famoso en el mundo precisamente por sus bailarines de gran estatura.
Coppieters comenta que en los 16 años que lleva en la compañía ésta ha cambiado mucho. Antes se bailaba mucho el repertorio de coreógrafos como George Balanchine e incluso muchos ballets clásicos, muchas obras rusas. Ahora presentamos trabajos más modernos y ya no hay sólo bailarines altos, sino de todos los tamaños, así como de varias nacionalidades, pero cada uno con una personalidad fuerte. Es muy importante que cada quien resalte por su propia personalidad, especialmente porque hay coreografías con mucha narrativa, lo que es una especialidad de la compañía.
Les Ballets de Monte-Carlo, que hace tres años fue uno de los platos fuertes del Festival Internacional Cervantino, presentará La Cenicienta el 19 de enero en el Auditorio Nacional, así como Altro Canto y Artifact Suite al día siguiente. Los días 24 y 25 el grupo viajará a Guadalajara para ofrecer dos funciones en el Teatro Diana de Guadalajara.
En La Cenicienta, Coppieters hace la hada madrina madre, quien es la encarnación de la madre del personaje principal, que muere cuando Cenicienta es pequeña. La obra escrita originalmente por Charles Perrault tiene que ver con nuestros días, considera la bailarina, porque muchas parejas se separan y hay muchos niños que tienen que vivir con una nueva familia, con nuevos hermanos y hermanas a los que no conocían antes, porque su madre o su padre han escogido otra pareja para compartir su vida. Los niños tienen que adaptarse y vivir con ellos, así que es una historia que tiene que ver con el mundo de hoy.
Afirma que su papel de hada madrina es muy relevante. En la vida real, cuando pierdes a alguien en tu vida, tal vez sientes que esta persona todavía anda cerca de ti, que tiene relación con tu vida y te guía, brindándote apoyo para que tengas algo en qué sostenerte. Es un personaje muy mágico, pero que también tiene que ver con la realidad.
En contraste, Altro Canto y Artifact Suite son coreografías más abstractas, dice la bailarina. Es un lenguaje bastante nuevo, muy poético. Hay muchas velas en el escenario y las coreografías tienen algo de androginia, porque los hombres muestran un poco de feminidad, mientras que las mujeres parecen un tanto masculinas. Pero todo ello es presentado de una manera muy poética.
Lo que vale en esta vida es el tiempo que compartes con la gente para tratar de construir algo que podrás transmitir a alguien y que sea para bien. Lo más interesante para mí es que tienes la oportunidad de explorar con la gente en el estudio grandes experiencias humanas.
Al respecto, Bernice Coppieters dice que ante todo Maillot es una persona muy especial. Posee una energía enorme y una creatividad muy grande, capaz de generar un ciento de ideas en una hora. Al final del día, cuando todos estamos muy cansados, él sigue con mucha energía, más que cualquiera de nosotros. Además es alguien muy humano, con quien siempre puedes hablar. Su forma de dirigir es muy creativa y tiene gran habilidad para conectarse con la gente. Lo que soy como bailarina se lo debo a él, y muchos de los bailarines que han tenido la fortuna de trabajar con él piensan lo mismo.
La bailarina considera que Maillot es un coreógrafo que se conecta emocionalmente con el público, una de las grandes fortalezas de Les Ballets de Monte-Carlo. Siempre hace sentir algo a la gente porque eso es para él lo más importante. Quiere que la gente que viene a ver el ballet lo disfrute, que pueda soñar con las coreografías y no que tenga que meditar mucho sobre lo que observa en el escenario. Simplemente quiere que la gente sueñe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario